No pares


“No pares, no pares...no mires, ni se te ocurra......no mires, mira que te he dicho que no mires, ea, ya le has mirado el muñón, para que le miras el muñón, no mirar el muñón, repítelo cien veces, escríbetelo en tu pizarrita cerebral, subnormal...ahora tengo que volver, tengo que volver, te lo dije, no mires...bueno, total, ¿qué son dos euros?, le podría haber dejado uno, pero agarras lo del bolsillo, y como te han entrado dos euros en la mano, pues ea, dos euros a la manta... fíjate, lo rápido que los ha cogido, el tío, nada más deja las moneditas de cobre, las de céntimos, para que parezca que no le ha caído ni una de las plateadas...eso sí, siempre monedas, siempre, no se quién me lo contó una vez, que coño importa, si dejas dos monedas, la gente echa más, como lo vean vacío se puede quedar así toda la mañana, porque la gente es hijoputa y no lo sabe, la gente es tonta, profundamente tonta, profundísimamente tonta, y no se han enterado, dejarse influir porque un pañuelo en el suelo tenga monedas o no las tenga, así que llega con su muñon, cuatro moneditas de cobre en la mano, el pañuelo, y las pone, para que llamen a sus hermanas, lo que se llama el marketing del “tirado”, no está mal, oye, el marketing del tirado...vaya empujón me pegó la vieja, la vieja roñosa, joder como olía de mal, y el empujón, ni que fuera un tranvía... el marketing del tirado, el marketing del tirado...quieto, parado, monumento a las siete, Dios Mío, dónde están escondidas estos pibones, ni la mires ... me ha visto, sí, me ha visto como se me han ido los ojos al escote, el careto lo dice todo, de salido para abajo me ha llamado, seguro, miralá, con su amiguita, diciéndoselo, ahora se ríen, guarras, vaya salidote el tipo guarro, seguro, miralá, se ha dado la vuelta la amiguita, el tapón de amiga, el mono de la princesa, ¿cómo era eso? Me parece que era la faraona esa, no me acuerdo, Cleopatra, la de la leche de burra (qué bueno, leche de burra), esa, sí, que iba con un mono en el hombro para “resaltar su belleza”, yo te daba belleza, ¿o era un tipo?, un César, o un príncipe, yo que se, todas las tipas buenas van con la gordita, la fea o el taponcito, como esta, para resaltar su belleza, pero ya se ve, llamándome tipo salido o guarro, a la otra, todo por mirarle las tetas, pero el taponcito se da la vuelta y me mira, riéndose, esa seguro que no tiene tantos escrúpulos, tampoco se los puede permitir, y tu, desgraciado, ¿te los puedes permitir?...otro empujón, yupi de mierda hablando con el móvil, mira por dónde vas, qué país y cuánto facha, qué desgracia, les daba yo por...bueno, otro muñoncito, no mires, no mires, no mires, cien veces, cien veces, je je, cien veces, cien calles llevo andadas y no aparece la dichosa librería, no se si es esa, la roja, sí la roja, esa es, la del “simpático”, veremos a ver cómo está de humores, luego dicen los libreros que no leemos, que no leemos, si te parece te voy a comprar la librería entera a ti, simpatico... Ahí está el tipo, ¿me mirará ya de una vez o qué?”

-         ¿Qué deseaba usted?
-         Quería Tiempo de Silencio de Martín Santos, si puede ser la edición especial de esa editorial que no me acuerdo, la de la introducción sobre los monólogos interiores.

Comentarios

  1. Muy interesante. Ha sido un gusto visitarte y seguirte. Seguiré visitándote con tu permiso.Te envío un cordial saludo

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  2. Gracias amigo, te sigo también con interés.

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