Dulce Muerte
Este es un cuento que huele a orines, a sudor rancio, a vaho de vómito, a muerte. Es una historia de un hombre que está muriendo solo, abandonado y sucio. Que es consciente de su vejez, de su podredumbre, y no pretende alargar su aliento más de lo necesario, aunque su cuerpo se niega a liberarle y le ata a un mundo que no cuenta con él. Mira por la ventana y observa en su patio de vecinos grupos de pequeños fantasmas, cómicos, que corretean nerviosos de un lado a otro. Padres que a duras penas los siguen, sonrientes y dichosos. Han llamado a su puerta tres veces esta noche, y las tres no pudo llegar a tiempo. No tiene caramelos, pero le hubiese gustado ver las sonrisas ocultas de esos monstruos enanos. Se imagina que uno de ellos le llevase de la mano a descansar, a abandonar este cuerpo maloliente y descompuesto. El timbre le despierta de su sueño. Esta vez, los chantajistas que esperan tras la puerta son pacientes e insistentes. Decide levantarse a abrir y agarra ...